Ministros europeos buscan consenso con Francia sobre industrias culturales para negociar TLC con EEUU

Los ministros de Comercio de los 27 países de la Unión Europea (UE) buscaban la pasada semana en Luxemburgo un difícil consenso para negociar un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que Francia amenaza con vetar si no excluye a las industrias del sector adudiovisual.La ministra francesa, Nicole Bricq, dejó constancia de entrada de que el gobierno de François Hollande está poco dispuesto a hacer concesiones.

“Francia (…) rechaza el proyecto de mandato [negociador] y rechazará cualquier mandato que no comporte una protección de los servicios culturales y la exclusión clara y explícita del sector audiovisual”, declaró Bricq en su intervención.

“Cuando llegamos a un acuerdo en noviembre sobre un mandato de negociación [de apertura comercial] con Japón, la excepción cultural no formaba parte de ese mandato. “¿Por qué la verdad de noviembre ya no sería la verdad de hoy?”, se preguntó.

La Comisión Europea había autorizado en marzo el inicio de negociaciones con Estados Unidos que incluyen el sector audiovisual, pero ese mandato debe ser validado por los Estados miembros de la UE, que hasta ahora siempre obraron por unanimidad en ese campo.

“Si no se excluye de entrada a la cultura, existe el peligro de que los servicios culturales se conviertan en rehenes de la Comisión, en moneda de cambio. Pero la excepción cultural no se negocia”, había proclamado Bricq la víspera.

Francia teme que Estados Unidos trate de poner fin a las cuotas de difusión de películas en los canales de televisión y a subsidios o reglamentos discriminatorios según la nacionalidad de las productoras o de los capitales.

También teme que Estados Unidos pretenda obtener reglas específicas para los “nuevos servicios audiovisuales”, como la televisión por internet y el video a la demanda.

Francia cuenta con el apoyo del Parlamento Europeo, de los ministros de Cultura de unos quince países del bloque y de numerosos artistas de gran prestigio, como Steven Spielberg y Costa-Gavras, pero pocas capitales endosaron oficialmente su posición.

Polonia, Italia, Bélgica, Rumania y Austria tienen preocupaciones similares a las de Francia, “pero ninguno de esos países está decidido a mostrar la misma determinación”, admitió Bricq.

La inflexibilidad de Francia preocupa en Bruselas, ante la posibilidad de que Estados Unidos quiera a su vez excluir sectores de gran interés para los europeos, como la apertura de las compras públicas, los servicios financieros o el transporte marítimo.

“Empezar la negociación retirando temas de la mesa sería una política errónea”, pues “tendría un precio, para proteger a un sector que no tiene necesidad de más protecciones” que las que propone Bruselas, dijo una fuente europea.

Un TLC entre la UE y Estados Unidos unificaría a dos mercados “que juntos representan un tercio de todos los bienes y servicios vendidos en el mundo y más del 50% de la totalidad de la producción económica mundial”, como recordó el secretario de Estado norteamericano John Kerry durante una gira europea en marzo.

La idea de un TLC se evocó en muchas ocasiones, pero volvió a cobrar impulso como propuesta para dinamizar a los dos bloques golpeados por la crisis de 2008 y como alternativa al estancamiento de las negociaciones globales en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Para tratar de ablandar la posición francesa, la Comisión (ejecutivo de la UE) propondrá una nueva consulta para que todos los Estados miembro le ratifiquen su acuerdo cuando las negociaciones empiecen a tocar la cuestión del mercado audiovisual.

“Eso sería una novedad”, pues “normalmente la Comisión negocia los tratados de libre comercio en nombre de los 27″ y se preocupa ante todo de mantnerlos informados del avance de las discusiones, dijo el jueves a la AFP una fuente cercana a las negociaciones.

Francia aún no ha dado a conocer su parecer sobre esa alternativa.

Un fracaso de estas discusiones se sumaría a las divisiones evidenciadas entre los 27 en varios expedientes en los últimos tiempos y debilitaría la posición de la Comisión al iniciar las negociaciones con Estados Unidos.