La diplomática Teresa Lizaranzu se perfila como la nueva directora general de Industrias Culturales y del Libro, un nombramiento que con toda probabilidad será aprobado mañana por el Consejo de Ministros. Nacida en 1968, esta diplomática de carrera será la encargada de impulsar la política cultural y la imagen de España dentro y fuera de nuestras fronteras, en el marco del diseño de una diplomacia cultural a la que el nuevo Gobierno quiere dar mayor relevancia. La elección de un perfil como el suyo indica el empeño de mejorar la coordinación de las acciones de políticas culturales interiores y en el extranjero, eliminando solapamientos y cualquier posible roce entre los ámbitos de Exteriores y Cultura.
A falta de decisiones políticas de calado, como el nuevo papel del Instituto Cervantes como institución de referencia española en el mundo, la dirección general de Industrias Culturales y del Libro tiene como misión lograr el desarrollo de un sector cuya contribución al PIB español es cercana al 4 % pero que tiene indudables perspectivas de crecimiento.
Importantes recortes
Si se confirma su inminente incorporación a la Secretaría de Estado de Cultura, a las órdenes de José María Lassalle y bajo el mando del ministro José Ignacio Wert, Teresa Lizaranzu deberá poner en marcha nuevas estrategias para lograr una mayor penetración de la cultura y la imagen de España a pesar de los importantes recortes que van a sufrir las industrias culturales, como el resto de sectores.
Lo cierto es que la industria editorial puede elevar su presencia en América y aprovechar el nuevo entorno digital para aportar un mayor peso del español en la red. Además, en los próximos años cobrarán más importancia si cabe las políticas culturales del mundo hispánico en Estados Unidos.
Teresa Lizaranzu tendrá que aquilatar esas oportunidades para que la música, la literatura, el cine, las artes escénicas o la gastronomía, así como la divulgación del patrimonio y la creatividad españoles crezcan en unos años decisivos para que España, con 47 millones de habitantes, mantenga su importante papel en un ámbito idiomático que compartimos con 500 millones de personas.
Brillante carrera
La nueva directora general de Industrias Culturales y del Libro empezó a ejercer como diplomática en 1997. Estuvo en la legación de Helsinki y también fue cónsul en Jerusalén. Ha dedicado buena parte de su actividad a Oriente Próximo, como subdirectora general adjunta de esta región y más recientemente, hasta el presente, como subdirectora general para el Magreb, donde vivió el inicio de la primavera árabe.
Antes aún dedicó sus esfuerzos a la política y cultura europeas como consejera en la Embajada de Berlín, donde ejerció una labor más relacionada con el empeño que ahora le espera en el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.