La ministra de Cultura británica pide a las artes que argumenten su valor

La ministra de Cultura británica reta a las Artes a centrarse en su «valor económico»

 La nueva ministra británica de Cultura, en el cargo desde el pasado septiembre, proviene del mundo del márketing, y lo ha dejado claro en su primer gran discurso ante el poderoso sector artístico londinense. Maria Miller se enfrentaba a la ingrata tarea de justificar los fuertes recortes presupuestarios que ha sufrido la inversión cultural, apenas unos días antes de que su departamento deba presentar una nueva oleada de tijeretazos para satisfacer las demandas del ministerio de Finanzas.

Miller debe presentar esta semana nuevos recortes del 10% del gasto de su departamento

«Hay gente en sector que afirma que las Artes deben ser tratadas como un caso especial, pero la Cultura no puede verse de manera aislada en tiempos de dificultades económicas sin precedentes», ha defendido la ministra de David Cameron. Miller deberá presentar esta misma semana propuestas de nuevos recortes de hasta un 10% del gasto para el periodo 2015-2016, una terapia de adelgazamiento contra la que se han rebelado numerosos «popes» de las Artes británicas.

«¿Queremos ser recordados como una generación que inspiró a sus hijos, o que les dejó una montaña de deuda?», se preguntó la ministra en su esperado discurso este miércoles en el British Museum. En el auditorio, varios asistentes se encogían como las víctimas petrificadas de Pompeya y Herculano que incluye la exposición estrella que alberga actualmente la pinacoteca londinense. «Cuando los tiempos son duros y el dinero escaso, nuestro foco debe situarse en el valor económico de la Cultura», ha advertido a los representantes del sector.

Poco lugar para «el Arte por el Arte»

Miller ha asegurado que el actual gobierno «está comprometido con un modelo de economía mixta», que combina la financiación pública y privada para las Artes, pero en su discurso [puedes leerlo aquí en su integridad en inglés] introdujo una cierta condicionalidad a la hora de acceder a esos fondos cuando les exigió ayuda para «demostrar los saludables dividendos que siguen generando nuestras inversiones». En su visión de la producción cultural como un motor para el crecimiento no queda mucho espacio para «el Arte por el Arte», aunque la ministra ha reivindicado –por si acaso– que «la cultura no tiene solo un papel que jugar en cuanto a su aportación al crecimiento».

Una matización de su concepción economicista que no le ha evitado las críticas. «Hay una contradicción en el corazón de su pensamiento», denuncia Sir Nicholas Hytner, director del National Theatre. «Recortar en lo que produce crecimiento [económico] no me parece una buena política artística», cree. La portavoz de Cultura laborista, por su parte, le recordó que «la creatividad tiene que ver con mucho más que la economía, tiene que ver con un sentido de la identidad, de comunidad y del potencial de cada individuo», afirma Harriet Harman.

La laborista dijo coincidir con la ministra conservadora en la necesidad de defender entre todos el valor del Arte y la Cultura como industrias creativas. Miller prometió, por su parte, que «lucho por vuestros intereses todo lo que puedo dentro del Gabinete». Y defendió que la cultura británica es «quizás el producto más poderoso y convincente que tenemos», recordando en ese sentido además el «éxito» de los Juegos de Londres del año pasado.

«La cultura británica es un producto que merece la pena comprar»

En su opinión, «la cultura y la creatividad británicas tienen más demanda que nunca, y el mundo cree que es una mercancía que merece la pena comprar». Miller ve esta «commodity» cultural como una herramienta de la «marca» Gran Bretaña para la «diplomacia cultural, el desarrollo del poder blando y poder competir, como nación, en el comercio y las inversiones».

Con esta música económica en su discurso, Miller intentaba básicamente convencer de lo inevitable a un sector receptor tradicional de copiosos fondos públicos. Pero en las mentes de todos están las cifras. Ya en 2010, el gobierno británico recortó en un 30% el presupuesto de Arts Council England, la agencia encargada de distribuir el dinero público en el sector cultural. El año pasado, la recesión forzó al Ejecutivo que preside David Cameron a apretar más las tuercas presupuestarias, y el Arts Council sufrió un nuevo recorte del 1% este año y del 2% en 2014/2015. Se calcula que la agencia ha disminuido en un 15% de media las subbvenciones en el sector.

Según Miller, el sector recibirá unos 3.500 millones de fondos públicos en lo que queda de legislatura (hasta 2015), dos tercios de los fondos aportados directamente por el contribuyente y un tercio por la Lotería Nacional, que ha incrementado su apoyo a las Artes. Ahora, muchos temen nuevos recortes después de que el ministerio de Finanzas haya exigido a todos los ministerios –con la excepción de la sanidad, la educación y la ayuda al desarrollo– nuevos recortes del 10%. «Si comienzas a invertir en Arte tras identificar un resultado comercial, obtendremos peor arte y, por tanto, un pero resultado comercial», advertía este miércoles en la BBC Liz Forgan, ex responsable del Arts Council.