Libro digital en México: crecimiento exponencial

En Reino Unido 15 por ciento de las ventas de la industria editorial ya son en formato digital; en España es posible que lleguen a 5 por ciento al finalizar el presente año, mientras que en Estados Unidos ya alcanzan casi 30. En México no se cuenta con un dato definitivo al respecto: apenas hace un par de años la Cámara Nacional para la Industria Editorial Mexicana (Caniem) comenzó a hacer la medición del lugar del libro electrónico en el país, y la intención es que a fines del presente año llegue a 1 por ciento de las ventas totales.

Las dificultades para contar con una cifra definitiva radica en que no hay una fórmula para hacer los conteos de manera integral, aunque sí el reconocimiento de que poco a poco se avanza en este mercado. En Santillana México lo ejemplifican de la siguiente manera: si durante el primer año que ofrecieron sus libros electrónicos, en 2011, se vendieron alrededor de 300 libros, en 2012 la venta fue de 3 mil. “Son pocos todavía, pero exponencialmente significa un gran crecimiento”, afirman sus responsables de ventas.

En el Fondo de Cultura Económica el número es un tanto más claro: en la actualidad cuentan con un catálogo electrónico de 600 títulos, y sus ventas globales, a través de todos los canales de distribución, ya representan lo que vendería una de sus librerías pequeñas: entre 60 y 70 mil pesos.

“Calculo que el próximo año, por el número de títulos y por el crecimiento de lectores, se venderá como una librería mediana —unos 180 mil pesos—, y para 2016-1017, cuando ya todas las novedades tengan su edición electrónica, van a vender como las librerías grandes, facturando más de 400 mil pesos”, dice Tomás Granados, gerente editorial del FCE.

 

En crecimiento

De acuerdo con Laura Lara, directora editorial del sello Suma de Letras, de Santillana, aún no se puede pensar en que el libro electrónico está compitiendo con el libro en papel, pero sí han aumentado las ventas de una manera que no esperaban, lo que hace pensar que el primero “irá más rápido de lo que, por lo menos en Santillana, pensábamos.

“Desde hace tres años empezamos a pasar todo nuestro fondo editorial a libros digitales; ya contamos con alrededor de
3 mil títulos, y a finales del presente año vamos a tener libros ya con aplicaciones, no nada más texto.

“Sí creemos que va a ser un mercado, durante un tiempo, paralelo; lo que vaya a pasar después, eso no lo sabemos.”

Manuel Dávila Galindo, gerente de Contenidos Digitales de la cadena de librerías Gandhi, está convencido de que el mercado mexicano de lectores está listo hace mucho tiempo para vincularse con los libros digitales; el problema ha estado más del lado de la industria, que se ha quedado un tanto corta en términos de sus necesidades.

“De las cifras que tenemos ahora, esperábamos estar 50 por ciento abajo; con la llegada de otros jugadores sigue en crecimiento el libro electrónico. Hay rumores de que el libro electrónico ronda los 40 mil ejemplares mensuales. Ahí sí nadie sabe, porque no se comparten las cifras”, reconoce.

En la actualidad, Gandhi cuenta con un catálogo de 62 mil libros electrónicos de línea; es decir, que tienen un editor que avala el contenido, sin tomar en cuenta a los que entran en la autopublicación.

Amazon acaba de entrar de lleno al mercado mexicano con un acervo cercano a las 70 mil obras en español dentro de su Kindle Store, lo que desde la perspectiva de Tomás Granados va a ser muy importante, “porque hoy va a ser sencillo tener el aparato, lo que será determinante para desarrollar el mercado”.

 

Una revolución impredecible

Para el director general de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ricardo Cayuela Gally, no resulta tan negativo llegar tarde a los avances tecnológicos, “porque te permite ajustar las políticas, la lógica de funcionamiento, aprender de los errores y de los experimentos ajenos”.

Lo anterior fue pronunciado durante la clausura del tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico, que se llevó a cabo en el Museo Nacional de Antropología, donde aseguró que la lógica del encuentro fue… que no se pusieran de acuerdo, porque al final es “imposible conciliar a un gran distribuidor, ajeno al mercado del libro tradicional, con la vocación de servicio público de un bibliotecario; es imposible conciliar la visión de una librería tradicional con la de una digital. Lo mismo pasa con las audiencias, la formación de lectores y el tipo de escritura.

“En ese sentido, el orbe hispanoamericano, que quizá llega tarde a la revolución digital, tiene mucho trabajo hecho y eso es muy bueno”, señaló Cayuela en el acto de clausura del simposio, en el que el escritor español Arcadi Espada fue el encargado de la conferencia magistral.