Museos, ¿Espacios de veneración y de culto o espacios sociales?

Muchas veces cuando vamos a un museo, antes de entrar todo son risas y charlas, pero cuando cruzamos el umbral, la puerta, el límite entre la calle y la institución, instintivamente nos volvemos más serios, menos habladores, más respetuosos, y en definitiva me da la sensación de que perdemos una parte de nuestro ser al cruzar al otro lado del museo, el de dentro.

Yo soy la primera qué me gusta visitar museos de toda índole: históricos, de arte, arqueológicos, etnográficos… pero también es cierto, que no me gusta estar incomoda. No me gusta oír mis pasos mientras deambulo por las salas. No me gusta que me manden callar si estoy hablando con un amigo sobre la exposición, la obra museística o cualquier otro tema banal. No me gusta que me persigan de sala en sala por si toco algo porque el auxiliar de sala o vigilante no me ve con buenos ojos. No me gusta que me hagan sentir como si fuera una delincuente; y no me gusta que no me gusten todas estas cosas y muchas más.

 

 

 

 

 

 

 

Se supone que los museos son espacios sociales, pero a mí, muchas veces, exceptuando los de ciencias y algunos pocos más, me da la impresión de que no es así. No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo. En esta nueva era, que es la del s.XXI, con nuestro afán de comentarlo todo, ya sea directamente o indirectamente (RSS), todavía no entiendo como la mayoría de las instituciones culturales más que ser espacios para el libre pensamiento, la cooperación y la participación ciudadana, lugares donde despertar la curiosidad y disfrutar de un buen rato, más que todo eso, a mi me da la impresión de ser templos del silencio.

Espacios para la vida contemplativa. Y a veces incluso me recuerda a una iglesia a las 12 del mediodía de un domingo, donde no puedes hablar y sólo se permite rezar, escuchar y callar. O en este caso, mirar, mirar y callar. No digo que deban ser espacios como los parques, todo lleno de jaleo y gritos. Tampoco es plan. Pero pienso que es importante que mientras visites un museo, se pueda dar rienda suelta a la imaginación, a la opinión y a debatir sin ser amonestado por hablar. Es parte de la experiencia de visitar un museo. Al igual que poder realizar fotos, sin flash obviamente (este tema lo dejaré para otro post) de los espacios museísticos, ya sea en el interior como en el exterior. El mirar ya no sirve. Ahora nos gusta mirar, hablar, experimentar con las nuevas tecnologías y con elementos museísticos (ojo, no me estoy refiriendo a tocar las obras patrimoniales). No nos conformamos con visitar un museo tal y como se crearon en el s.XIX. Necesitamos cambios y nuevas perspectivas.

Demandamos espacios más abiertos y participativos dentro de las mismas salas expositivas, y no en espacios aparte. Y en definitiva, queremos ser parte del museo de manera activa y no pasiva. Queremos emocionarnos. Queremos saciar nuestra curiosidad. Investigar. Conocer más sobre los artistas o personajes históricos. En conclusión, queremos más de lo que actualmente estas instituciones culturales nos ofrecen.

Hace poco, Museo, Go Green, un blog muy interesante que habla de museología ecológica y participativa entre otras cosas, ha puesto en marcha el #ProyectoNoTocar (muy recomendado) donde os anima a participar y comentar mediante el haghtag cosas que cambiarías de un museo para que estos fueran más participativos. Yo os animo a comentar que no os gusta de los Museos – #NomegustaenlosMuseos … – y que querrías hacer en ellos – #QueremosenlosMuseos … – Luego compararemos vuestras opiniones y propuestas ya sea mediante el blog como en Twitter en otro post. A ver que sale de todas vuestras imaginativas cabecitas. 

Fuente: gestionandolaculturacritica